EDUCATION & COACHING EXPERIENCES

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dimecres, d’octubre 26, 2011

"LAS PASARÁS CANUTAS PARA MARCAR", LE DIJO MARCELINO A GUARDIOLA

Después de enjabonar al técnico blaugrana en la semana previa al Barça - Sevilla agradeciéndole por haber podido presenciar los entrenamientos del Barça, vimos que el aprendiz había tomado buenos apuntes y le dio un baño defensivo al maestro. Desde el Inter de Mourinho en la ya célebre vuelta de semis de la Champions -sí, la de los aspersores-, pocos equipos se habían puesto tan bien atrás para parar la avalancha de juego ofensivo de los de Pep.

Las claves fueron ponerle a un Barça repleto de jugones, pero casi siempre sin extremos, una defensa bien puesta y bien tupida en el corredor central de la cancha, lo que podríamos decir el trozo de campo que se delimita en la frontal del área grande. Al no usar las bandas, el Barça fue a chocar cada vez con una defensa bien organizada, que a diferencia de esa misma semana con la visita europea del Viktoria Pilsen, no habían dudas si no claridad de conceptos y mucha actividad (muchas "piernas", que diríamos en baloncesto).

Marcelino dispuso una defensa de dos líneas, en las que como elemento primordial estaba el aguntar el uno contra uno a los jugadores del Barça, y asegurar que por detrás hubiese al menos un jugador bien posicionado para ayudar. No hubo muchas situaciones claras de romper en el uno contra uno en el partido dada la gran entrega y entereza defensiva en la faceta del uno contra uno, pero a pesar de ello Marcelino quería evitar esas dos o tres jugadas en que el talento pudiese doblegar a sus discípulos.

Lo básico del partido fue eso: Marcelino no quería ver ni en pintura un regate cómodo del rival, y sus jugadores debían aguantar el envite del ataque azulgrana. Cada jugada de uno contra uno tenía detrás un respaldo defensivo, ya fuese para disuadir del regate hacia el centro, o bien para convertirlo en un bosque de piernas y, por tanto, en tarea prácticamente imposible.

Y el Barça, con Guardiola a la cabeza, cayó en el a estrategia del embudo de Marcelino. El Sevilla dejaba paso franco por las bandas, pero el Barça renunciaba a jugarlas. Cuando no hay un delentero centro corpulento ni centrales de envergadura, el Barça desiste de jugar por las bandas. Tanto que ni siquiera las pisa. Alves gusta de ir enseguida hacia la portería en lugar de alargar el campo para buscar un centro al área. Abidal sube de manera tímida, y cuando lo hace de manera decidida, a menudo no le dan en balón en profundidad.

Es así como el juego preciosista del Barça, el juego de ataque repleto de jugones, se ve obnubilado en su pléyade de talento... pues es una cuestión física que por dónde no hay espacios libres, no se puede pasar. El Barça que tanto gusta a la parroquia barcelonista y también a un buen puñado de rivales, se harta se jugar por el centro, al toque y con pases cada vez en menos espacio, pero en ocasiones cae en esa embriaguez conocida del "jogo bonito".

No descubriremos ahora las virtudes del juego del Barça de Guardiola. Aunque con equipos bien armados detrás, como este caso el Sevilla de Marcelino, le hacen subir los colores al todopoderoso Barça. ¿Y cómo lo hacen? Muy claro: taponando el centro de la cancha, colapsando espacios, esperando atrás y cuando lo atacantes del Barça encaran portería, no permitiendo ningún regate fácil. A sabiendas que el Barça no marca apenas goles desde fuera del área, ni tampoco después de carrerón por la banda y centro, ¿qué más queda en consideración? Ah, sí, que al Barça (dicen que especialmente a Messi) no le pitan los penaltis a favor. Así que con la pelota dividida, hay que lanzarse a por ella, aún a riesgo de que señalen la pena máxima.

Dos menciones adicionales. Primero y más importante: Javi Varas, excelso. Segundo: Kanouté consiguió despistar a Messi. Únicamente decir que antes del encontronazo con Cesc, el jugador sevillista hubiera merecido la segundo cartulina amarilla. La secuencia fue la siguiente: Kanouté merodea el punto de penalti cuando Messi ya ha dejado preparado el balón y se dispone a chutar, a lo que Iturralde le saca la amarilla. Mientras Iturralde apunta la targeta, baja la mirada y no ve -o no sanciona- una nueva acción irreglamentaria de Kanouté, que toca el balón del punto de penalti. Por tanto, Kanouté hubiera tenido que ir a la calle por la segunda amarilla, que Iturralde no vio o no quiso sacar.

De esta manera fue como el Sevilla plantó cara al Barça: con el planteo defensivo de Marcelino y con las argucias psicológicas de Kanouté. Claro que el esfuerzo de esas dos líneas defensivas no hibiera sido tan meritorio sin la inconmensurable actuación del joven y menudo Javi Varas. Volviendo al elogio de la defensa numantina del Sevilla, si el Viktoria Pilsen fue un queso gruyere en el apartado defensivo, el Sevilla fue un queso brie o camembert, que son pastosos. O fueron como una fondeu de queso, en las que primero el queso es líquido y, a medida que pasa la noche, cada vez se solidifica más, se espesa de tal modo que lo atrapa todo dentro. Así es como languideció el ataque azulgrana, con un alarde de espesor y brillantez de Marcelino.


dimarts, d’octubre 04, 2011

Tertúlia a Catalunya Ràdio

El diumenge passat vaig participar a la tertúlia de futbol del programa de cap de setmana El suplement. Em van convidar per parlar de violència i futbol. Jo mateix i l'altre convidat, el psicòleg de l'esport Jaume Martí, vàrem estar donant els nostres punts de vista sobre els assumptes que guionista, així com la conductora del programa, ens van demanar.

Per poder escoltar el programa, cliqueu aqui i avançeu fins el 19'50''. A partir d'aquell punt són uns quinze minuts d'audio. Espero que us agradi.